viernes, 23 de noviembre de 2007

A propósito de la demolición de la Cárcel de Encausados de Buenos Aires

Mintió Kirchner en su ostentosa parodia ante la prensa en el acto simbólico de demolición de la ya desactivada Unidad Penitenciaria de Encausados del Servicio Penitenciario Federal.

Lejos de haber sido construida para reprimir o torturar extremistas y terroristas, se erigió mucho antes del golpe de estado de 1976, y con los conceptos mas actualizados en materia penitenciaria, vigentes al momento de su diseño. Yo asistí como Jefe de Compañía a la formación militar que se hizo sobre la calle Pichincha, el día en que se inauguró la nueva «Cárcel de Caseros».

Uno de los primeros ocupantes de la Unidad Nro 1 fue Saul Ubaldini, junto con un grupo de sindicalistas. Yo era Cadete de 2do. año, durante un gobierno constitucional, cuando nos llevaron a visitarla y estaba en construcción, de modo tal que un artificio que haya sido obra delomentira y falso que la haya construido el Proceso.
Isabelita o María Estela Martínez de Perón, la utilizó en pleno gobierno democrático, para encargar a los internos toneladas de Pan Dulce, que se elaboraba en la extraordinarias instalaciones de esa Unidad ~y escandalosamente ascendió a todos los panaderos y auxiliares que colaboraron en la tarea, pues ese Pan Dulce Peronista, lo que le permitió engolosinar a los súbditos, como ahora lo hacen mediante la droga los actuales gobernantes. Eran las épocas en que se proyectaba el faraónico Altar de la Patria. ¿Se acuerdan?

Cuando fui destinado a esa Unidad, no salía de mi asombro por lo moderno de su concepto y por los tres sistemas de comunicaciones, música funcional y alerta sonora electrónica, por su Control Operacional, por su magnífico Hospital Penitenciario Central ~que contaba con dos quirófanos totalmente equipados~, por sus ascensores controlados, por su Cocina Central de medidas descomunales y con maquinaria desconocida en otras unidades en esa época.

Cada dúplex tenía una nutrida biblioteca y su patio de recreos, con su sistema celular tan requerido por los internos que podían resguardar su privacidad y vivir su vida, sin la constante agresión de las concentraciones por pabellones que existían en otras Unidades Penitenciarias antiguas, donde estaban expuestos a la violencia carcelaria de otros procesados.

Pero mas allá de estos detalles, me acuerdo perfectamente de los dos pisos que alojaban a los delincuentes terroristas, que conformaban un gran grupo de 500 o 600 divididos en montoneros y erpianos, ya que los montos eran villeros y los erpianos intelectuales y no se soportaban mutuamente.

Mientras los montoneros eran una banda indisciplinada, los militantes del ejército revolucionario del pueblo parecían más soldados, pues guardaban una disciplina muy particular y hasta su aspecto higiénico era superior. Todos tenían causa formada y jueces, y solían conversabar sobre su estúpida candidez cuando fueron captadosn para la guerrilla.

Recuerdo a un Suboficial Mayor de Fuerza Aérea que ~llorando~ me relató cómo su hijo lo tentó a integrar su célula y ~en su especialidad de armero~ preparó un sistema para que se produjera la explosión del depósito de trotyl y gelinita que ocasionó la muerte de muchos inocentes, lo que perturbaba su arrepentida conciencia.

Cómo podría olvidar a un jovencito ~de apellido Toledo~ que se suicidó en un descuido de la vigilancia, sobre quien hoy mienten sobre su muerte. Toledo era un arquitecto de mediana estatura, con los bigotes que se utilizaban en aquellos años. Pidió varios días no salir a caminar ni ejercitarse en el recreo, para poder leer en su celda. Una triste mañana, muy deprimido, tomó la drástica determinación y con una sábana se hizo una cuerda y ~pese a la baja altura de las celdas~ se dejó colgar de los barrotes con las piernas recogidas para matarse, falleciendo por asfixia.

Yo lo abracé y descolgué en presencia de los jueces y el director. Me dio mucha pena porque no había llegado ni al promedio de su vida, y ya la había arruinado a través de su aventura guerrillera contra el Estado Argentino, desperdiciando un genio que hubiera sido útil para la Patria o para su familia.

Me acuerdo de un terrorista misionero ~un «menchito»~ a disposición del P.E.N., que por ser de la misma provincia que yo, conversaba a menudo conmigo sobre nuestra patria chica, y trataba de explicarme ante mi asombro, de cómo fue seducido para incorporarse a montoneros. Hoy anda dando vueltas por ahí como un "dirigente", de acaudalada fortuna gracias a las indemnizaciones y sus negocios con la política.

Nunca vi torturar a nadie. Todos los alojados en la Unidad estaban a disposición de algún juez que controlaba estrictamente su tratamiento para readaptarlo a la sociedad. Es una falasia perversa esa falsa victimización que abunda entre esos pretendidos héroes terroristas.

La verdad es que vivieron en la Unidad más limpia, ordenada, con servicio médico en el lugar, con un hospital de primera a tan solo unos pisos más abajo, con equipo de cama y vestuario limpio, ya que esa unidad contaba con modernísimo lavadero automatizado, con carros térmicos que llevaban la comida caliente, recibían los diarios, tenían un modernísimo gimnasio, al que accedían regularmente, vivieron en las condiciones más dignas que cualquier otro detenido en el país.

No los teníamos en una caballeriza, como mantienen en cautiverio hoy a los Oficiales del Ejército Argentino y la Marina ~en Campo de Mayo~ la fuerza de ocupación montonera.

El Servicio Penitenciario Federal, jamás salió a buscar guerrilleros ni subversivos, su tarea fue la de alojarlos, contenerlos y mantenerlos seguros, tanto es así que hoy andan cacareando y bastardeando la verdad.

La demolición de tan magnífica Unidad, no deja de ser una pena para unos, una alegría para otros, tan sólo es un capítulo más del libre juego de intereses económicos y políticos.

Como Oficial Jefe que fui en esa Unidad, me siento honrado de haber caminado sus pasillos, y cómo me gustaría debatir con algún subversivo alojado allí en esa época para desnudar la verdad de esos días y la mentira de éstos.

Como recuerdo, nada más esto va dirigido a vos: Sergio Mauricio Shocklender, homicida de tus padres. Te refresco la memoria. Soy el Jefe que te sacó de abajo de la cama cuando explotó y se incendió el Comando de Sanidad, ¿te acordás? Yo me encargué de salvarte. No me arrepiento, ayudado por mis hombres: era mi deber. ¿Te acordás el miedo que tenías a los otros detenidos?
Corriendo te pasé al otra Área donde te puse a reguardo. Muchos te la tenían jurada, tus modales de príncipe ofendido y el imperdonable crimen que cometiste, te hacían insoportable para tus compañeros.

¿No te acordás? ¿Y vos Dante Gullo? ¿Ya te olvidaste de lo diferente que era esta unidad del celular en el que estabas en Devoto? ¿Acaso no utilizabas cobardemente a los menores para armar disturbios? ¡Que época querido hermano! ...Si parece mentira que tengas semejante desverguenza.

Bueno, fin de esta reseña tumbera, un abrazo a todos los que vivimos de un lado y otro de la reja, el destino nos juntó, yo cumpliendo mi deber, vos ~pobre~ fuiste usado y hoy sos gobierno... Pero no le mientas a la gente que no vivió esos años... La memoria está en muchos aún viva.

El Alcaide

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