viernes, 22 de mayo de 2009

Carta de la Hija de un Preso Político

Estimados:

Ustedes saben que a partir de 1994 se incorporan los tratados internacionales a la Constitución Nacional. Uno de ellos, el Tratado de Roma, define el delito de lesa humanidad. En Argentina, tomaron esa definición y la identificaron con la guerra de los ’70. Luego, comenzaron a aplicar esta figura a algunos de los que participaron de aquella guerra sin darse cuenta de que están aplicando una ley de manera retroactiva, lo cual no está permitido por nuestra ley.

Mi padre, Alejandro G. Duret, es militar. En ese momento de la historia tenía 23 años. Hizo una carrera impecable, ganando enemigos si era necesario en defensa de lo correcto a favor de la nación y la institución. Hoy se siente abandonado por esa institución a la que dedicó su vida.

Está preso hace 3 años y medio y la semana que viene empieza el juicio en Mar del Plata, con lo cual es probable que nos vean en la tele. Quiero avisarles de esto para que no se asusten cuando lo llamen “represor” o lo vean esposado con intención de humillarlo. Mi viejo es un tipo recto, de moral intachable, no sabe mentir y cumple su palabra.

Lo metieron en una causa de un desaparecido a partir de testimonios falsos e interesados. Lo peor es que ese desaparecido era amigo de K, según dice, y K está detrás de todo esto.

A mi viejo no lo dejaron venir a mi casamiento. Mejor dicho, los jueces sí lo autorizaron pero Aníbal Fernández no autorizó el traslado a la iglesia. ¿Dónde está la independencia de poderes? ¿La república?

Mi papá se quedó con el jacket puesto en la puerta de la cárcel. Los penitenciarios que iban de custodios habían pedido trajes prestados para acompañarlo a semejante evento. A las 19.50, me llamó por teléfono al auto que me llevaba a la iglesia: “Flaca, no me vienen a buscar, así que entrá con Nico.” Yo entré con mi hermano. La iglesia estaba llena no por mí, ni por mi marido, si no por mi viejo, que tiene amigos de fierro. Mi mamá quedó con el corazón destruido.

Mi madre no puede perdonar que no lo hayan dejado siquiera entrarme a la iglesia, porque siempre fue un padre ejemplar. Ella nunca se preparó para ser mujer de un preso porque no se casó con un delincuente. Si uno se casa con un delincuente, sabe que tarde o temprano puede caer en cana, pero cuando uno se casa con un hombre de bien que siempre se mantuvo en la legalidad, sabe que puede enviudar, no tener hijos, tener hijos con problemas graves... pero que caiga preso ilegal e injustamente es un dolor que nos toma por sorpresa y que duele cada día, aunque nos damos cuenta de que la vida sigue.

Yo me pregunto, ¿tan importantes seremos para que el ministro del interior se ocupe de firmar ese papel un sábado a la noche?! Evidentemente, sí. Pero todavía no entiendo porqué.

Mi perro, desde que lo separaron de su amo, tiene síntomas varios. Según la filosofía oriental, manifiesta una injusticia muy grande que está sufriendo la familia y tiene mucha incertidumbre sobre el futuro.

Mi abuelo vive tomando pastillas para la presión, mi abuela hace yoga, mi mamá se despierta de sus escasas horas de sueños con dolores espantosos de cabeza y náuseas. No hay cuerpo que lo resista. Mi hermano lleva el proceso por dentro. Yo, por suerte, tengo a mis alumnos, que no saben nada hasta ahora. ¡Y lo bien que me hizo tener la cabeza en mi laburo! Si no, no te desenchufás. ¡Es una injusticia tan grande! Y parece sin salida…

Papá estuvo preso en un cuartel, en Marcos Paz, en Campo de Mayo, la próxima es Batán. Y nosotros vamos a visitarlo siempre que podemos y el régimen carcelario lo permite. Requisa mediante, no saben el estrés que uno pasa.

Ahora, se aproxima el juicio y va a comenzar ¡aunque haya un juez recusado! (para los que no están al tanto, un juez puede ser recusado cuando se sabe que no va a ser imparcial en su juicio por razones fundamentadas.) La recusación está aceptada, pero ese juez va a estar allí.

Algo más: el juicio no tenía fecha de inicio hasta que, el 30 de abril, avisaron que sería en La Plata con inicio el martes 26 de mayo –¡ya!– y con finalización el 2 de julio… lo cual era imposible porque había un juez recusado: la ley no lo permite. ¿Qué pasó!? El martes pasado no sólo insisten en que el juicio empieza de todos modos, sino que se acorta!!!! de manera tal que la sentencia se dicte en la semana anterior a las elecciones del 28 de junio. Esta vez, en Mar del Plata… ¿pensará cerrar allí su campaña K?

Es probable que Diana Conti esté presente. Ella preside el Consejo de la Magistratura, encargado de monitorear a los jueces, en caso de que los visitados “merezcan” perder el trabajo o la jubilación. Los jueces deberían ser imparciales y juzgar de acuerdo con sus estudios, moral y sentido común, no pueden sentirse amenazados ni permitir irregularidades. Esto va en detrimento de inocentes que deben demostrar que no son culpables (al revés de lo que establece la constitución). Si no se revierte la situación, toda la Argentina se verá muy perjudicada. Yo espero que los jueces sean dignos y que piensen que si pierden su cargo hoy injustamente, en un futuro cercano, una justicia imparcial y sin presiones, se lo restituirá. Si no lo son, el círculo sigue girando.


Tenemos mucha gente amiga que va a viajar a Mar del Plata. Lo necesitamos para contrarrestar a los otros, que van pagados y gritan tanto que parecen tener razón (qué contradicción). Hay un libro que, arbitrariamente, sacaron de los anaqueles a la semana de estar en venta. ¿Libertad de prensa? Conecta a la AMIA con Montoneros. Nos ofrecieron venderlo y quedarnos con la ganancia para que los que vayan no tengan que correr con la totalidad de los gastos.

Las fechas previstas son: 26 y 28 de mayo, 3, 4, 8, 9, 10, 16 y 18 de junio. Sólo falta la sentencia, que será en un circo la semana del 22 de junio, según convenga a la campaña… ¿Tendrá cargo de conciencia por algo y quiere compensar a la familia de este desaparecido a cualquier costo? -siempre que pague otro (mi papá, un jefe y el estado).

Por eso, sepan que, digan lo que digan los medios, por más que lo hagan entrar esposado o que lo escupan en la cara, mi viejo es un ser excelente, generoso y desinteresado, que ha dado su vida por la patria más de una vez y que le duele enormemente vernos sufrir una vez más por las obligaciones de su profesión, que es, indudablemente, su vocación. Nosotros, su familia, así lo aceptamos y lo admiramos.

Les adjunto un escrito que me salió del alma en agosto del año pasado.

Gracias por prestarme su “oído”.

Lía V. Duret

Escrito por la autora en Agosto del 2008

¿Quién es capaz de viajar desierto adentro a tantear minas subterráneas para que no maten o mutilen a un “x”? ¿Quién es capaz de hacerlo… y lo hace realmente?

De esos corajudos que dan su vida (si explota la mina, el riesgo y la vida son de ellos), vamos a decir, por la humanidad… puesto que desconocen al posible distraído que pierda su vida o un brazo, al pasar por allí. De esos corajudos, ¿cuántos no tienen a nadie en el mundo y cuántos tienen a una familia que los espera para abrazarlos fuerte después de semejante hazaña? ¿Puede Ud. decirme, señor lector, cuántos? Y ¿quiénes son? ¿Quién, en este mundo amarrete, es capaz de ceder su tiempo –todo– y donar su vida “por la humanidad”, o sea, por nadie y por todos a la vez?.

El que lo hace no necesita, ni quiere, una recompensa económica que salve a su familia de por vida. No porque ya tenga lo suficiente, sino porque siente que el dinero no lo es todo. Tiene una familia que le inculcó ese valor y el de dar su vida por todos o por nadie, no por su familia, sino por toda la patria, su patria. Y tiene una familia a la que le enseñó que es normal dar la vida y el tiempo por los demás sin esperar nada a cambio.
Con el correr de la vida y del tiempo, a los 30 años, me doy cuenta de que no es normal dar la vida y el tiempo por los demás, y menos lo es hacerlo sin esperar nada a cambio. Veo que el corajudo del que le preguntaba al principio es un ser excepcional. Hay unos pocos de ellos en el mundo. Muchos son militares (mala palabra en Argentina), que entrenan para entregar su vida de manera eficiente y no tontamente.

Tengo el orgullo de decir que mi padre es uno de ellos. Es uno de los que dedicó su vida y su tiempo a la patria –a todos en general y a nadie particular, señor lector. Hizo de esto su estilo de vida… y yo no me daba cuenta… ¿Se dará cuenta la patria? Espero que todos en general y nadie en particular lo sepa/n reconocer y, por qué no, admirar, como yo.

Pero más que un gesto de admiración, espero que ese estilo de vida se vuelva normal en nuestro mundo, donde el único valor parece ser el monetario. Porque, le digo señor lector, que es un Orgullo enorme pertenecer a una familia que vive así su tiempo terrenal, y espero que se vuelva tan normal, que yo no necesite valentía para inculcarlo a mi descendencia con el ejemplo, como lo recibí en mi casa.

Lía Duret (agosto 2008)

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