miércoles, 29 de julio de 2009

Pintura efectuada por la esposa de un Preso Político

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miércoles, 22 de julio de 2009

Luis Labraña en TV con Mariano Grondona

El día sábado 25 de julio a las 20:30 horas, el ex Guerrillero Luis Labraña será entrevistado por el Dr Mariano Grondona en su Programa "Clases" que se transmite por el canal 26 Noticias.

Se trata del ex combatiente montonero que visitara recientemente a nuestros Presos Políticos en el Penal de Campo de Mayo, y que registrara días atrás una frase que provocó mucha controversia: "Pese a lo que digan los vendedores de memoria... o vamos todos presos o quedamos todos libres".

Mucho se ha escrito a favor o en contra de este valiente soldado de una causa equivocada... nada mejor que escucharlo personalmente para tomar posición. Difunda este mensaje entre sus amigos.

Cecilia Pando

jueves, 16 de julio de 2009

¡El Nº 14 ya está en su Kiosco! ¡Pídala! ¡Se agota!


Una publicación que fortalece la memoria.

En este número:

DERROTADOS POR 3ra (y última) VEZ

Los “montonero$” residuales cerraron definitivamente el ciclo iniciado en 1970 cuando alguien los convenció que eran la “vanguardia iluminada” del pueblo argentino. Primero los derrotó Perón cuando quisieron enseñarle política y…peronismo. Después los aniquilaron las Fuerzas Armadas y de Seguridad cuando pretendieron “jugar a los soldaditos”. Y, ahora, en 2009, definitivamente, el pueblo sepultó su soberbia con votos. NUNCA MAS.


HISTORICA Y VALIENTE DECLARACION DE UN EX MONTONERO
Luis Labraña integró las “far” y “montoneros” en los ’70. Hoy, con inédita valentía y desafiando lo “políticamente correcto” afirma: “Nosotros queríamos alcanzar el poder del Estado. Para hacer la “patria socialista”, que hoy no se muy bien que es lo que queríamos decir con eso…. Y para ello planteamos hacer la guerra popular, integral y prolongada. No éramos niños de jardín de infantes… Pero eso ya pasó. Y, pese a lo que dicen los “vendedores de memoria”… o vamos todos presos o quedamos todos libres…”

PRESORES / RE PRESORES / RE REPRESORES

Primero PRESIONARON a la sociedad, mediante el terror, para instaurar un régimen socialista “a la cubana”. Fueron PRESORES. Luego, capturados por las Fuerzas legales, salieron a denunciar a sus ex compañeros “revolucionarios”. Fueron RE PRESORES. Y ahora son denunciantes de los uniformados, sus recientes nuevos compañeros…SON RE RE PRESORES. Conozca el caso de “Quique”. Al que no lo deja dormir el recuerdo de los 10 soldados conscriptos asesinados en Formosa en 1975…

ADEMAS
¿Qué es y que agrupaciones y Ongs integran la Mesa de Enlace y Coordinación? - Los Auténticos Destituyentes. Conozca porque los “montoneros” fueron los primeros “golpistas”. - Esto es TERRORISMO: la destrucción de la Familia Viola, en Tucumán, en 1974. Sus asesinos hoy están IMPUNES y son “homenajeados” por el progresismo K. Y MÁS…

PIDA Y EXIJA A SU KIOSQUERO LOS Nros. ANTERIORES
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lunes, 13 de julio de 2009

Los blancos, los negros, los grises y la Pacificación Nacional

He evitado hasta el momento el polemizar públicamente acerca de mis escritos. A decir verdad, le he escapado a la discusión incluso en ambientes privados. Con tantos enemigos rodeando la posición, no tenía mucho sentido debatir con quienes pensamos más cercanos a nuestros intereses.

Sin embargo, creo oportuno profundizar mi pensamiento respecto a un escrito que generó algunas controversias que se mantienen, con diferentes matices, hasta el presente. Y me refiero puntualmente al titulado “Testimonio de un Combatiente Enemigo”, cuyo contenido puede observarse en la siguiente dirección de Internet: http://afyappa.blogspot.com/2009/06/testimonio-de-un-combatiente-enemigo.html.

Y lo creo oportuno porque la pacificación nacional es el único camino posible para no perpetuar el conflicto a las generaciones del futuro. Y esto requiere de mucha grandeza de alma que posibilite encontrarnos con el otro… y para que ese encuentro sea factible, resulta imprescindible una alta dosis de comprensión. Comprensión que no implica justificar, ni compartir, pero que significa aceptar que también el otro pudo haberse equivocado. Para ello también es esencial aceptar que el mundo se construye de muchos matices, donde las escalas de grises constituyen la norma. Si pensamos el mundo en blanco y negro, corremos el riesgo de caer en un fundamentalismo que impida el resurgimiento de la paz social.

Quien escribe este testimonio no tiene la autoridad moral para levantar el dedo acusador. Habrá otros que podrán o pensarán que pueden hacerlo. No es mi caso. El “Fuimos Todos” del Tata Yofre retumba en mi conciencia. A pesar de no haber vivido los 70, siento en mi vida los mismos demonios que hicieron enloquecer a la generación de los 70. El azar quiso que yo no fuera Luis Labraña, pero pude haberlo sido… y este polémico testimonio pretende simplemente demostrar el porqué no puedo, ni quiero tirar la primera piedra. Luis Labraña abrió la huella… yo tomo el testimonio y continúo la senda… tal vez algún día, se convierta en el camino de la pacificación nacional.

Nací en el seno de una familia humilde, perteneciente a la clase trabajadora argentina. A mis trece años, en las vacaciones del verano, comencé mi vida laboral en una fábrica de alfajores. Mi jornada laboral se iniciaba a las 6 de la mañana y se prolongaba hasta las 20 horas. Hacía muchas horas extras. Necesitaba comprarme todo lo necesario para iniciar el Liceo Militar y mis padres no podían pagarlo. Crecí en ese ambiente y en esa cultura, donde el trabajo dignificaba y el progreso resultaba posible cuando una familia asumía el sacrificio. Pero no todo era color de rosa.

Se vivían muchas injusticias y muchos abusos. Pude ver familias destruidas por empresarios inescrupulosos y degradaciones morales producto de la falta de educación. Pude apreciar de cerca la necesidad y los problemas que se derivan de la misma. Y pude sentir en la ebullición de mi sangre la indignación producida por las injusticias sociales.

Gracias al cielo, aparecieron en mi vida referentes que me enseñaron a canalizar mis ímpetus juveniles. Si en lugar hombres prudentes hubieran surgido iluminados de la violencia, sólo Dios sabe donde hubiera terminado. El azar o la Divina Providencia quisieron que mi sensibilidad social y mi odio a la injusticia se canalizaran en obras de caridad… pero la historia bien pudo haber sido otra. Y Luis Labraña, en lugar de combatiente enemigo, hubiera sido quizás mi compañero de ruta.

Pero aquel terrorista tomó las armas en contra del pueblo argentino, reclamará el mundo en blanco y negro. Y esta aseveración constituye una verdad, no cabe ninguna duda. Pero quiero compartir con ustedes una infidencia muy poco conocida.

El 3 de diciembre de 1990 se llevó a cabo el cuarto y último de los levantamientos militares bautizados históricamente con el nombre de carapintadas. Fue el menos popular de los alzamientos. Se podría decir que este ya no tenía la legitimidad proporcionada por el apoyo uniformado. La ideología política se mezclaba con los reclamos compartidos y la mayoría castrense le dio legítimamente la espalda.

Si embargo, el entonces Teniente Pedro Rafael Mercado estaba totalmente convencido de que no había otra solución. El “liberalismo apátrida y corrupto” se enseñoreaba en la corte menemista y este soldado, amante de la patria, no quería ser un cómplice de la entrega de la nación. Por eso, de la mano de un superior comprometido con el levantamiento, con un grupo de cuadros asumió el compromiso de evitar que, desde el aeropuerto de la guarnición, saliera algún avión de transporte de cuadros, con la función de reprimir a nuestros camaradas sublevados. Y el modo de acción era terroríficamente claro: si algún avión intentaba despegar, nuestro grupo tenía que evitarlo utilizando los morteros 81 mm desde posiciones de fuego ya reconocidas.

Y debo confesar que no hubiera dudado un segundo en cumplir la orden de fuego. Aunque de la misma se derivaran muertos y heridos de personal de mi propia institución. Tal vez algún compañero y amigo… pero nada importaba… había que defender la dignidad de las fuerzas armadas… lo importante era el objetivo y cualquier medio era lícito si me conducía al fin propuesto. ¡Qué jóvenes, qué audaces, qué ignorantes, qué peligrosos! Diría Luis Labraña refiriéndose a sus compañeros de armas de los 70… y hago mía la misma reflexión… ¡Qué jóvenes, qué audaces, qué ignorantes, qué peligrosos fuimos algunos de los que usábamos uniforme en los 90!. Gracias a Dios, el alzamiento fracasó… y nunca recibí la orden de iniciar las operaciones en mi unidad.

El mundo en blanco y negro objetará entonces que Luis Labraña no creía en la democracia, ni en la república, ni en la Constitución Nacional… En este terreno, también debo confesar que no puedo levantar el dedo acusador. ¿Alguien de los 70 puede? Para quien escribe este testimonio, la república constituía un invento de la revolución francesa que atentaba contra la autoridad divina, la democracia era un instrumento al servicio de la revolución mundial y la Constitución Nacional, un remedo de la constitución norteamericana que se contraponía a nuestro ser nacional. Recuerdo que durante el gobierno de Alfonsín se impuso una medida polémica que obligaba a los militares a jurar la defensa de la Constitución Nacional. Quien esto suscribe, como muchos otros, no estaba de acuerdo, y encontré la forma para estar ausente de la formación donde se concretaba el mencionado juramento. Yo estaba dispuesto a jurar la defensa de mi patria, pero nunca lo haría por un librito impuesto por la estructura liberal masónica que se había adueñado de mi amado país.

No se asusten mis amigos y enemigos. No sigo pensando lo mismo. Fue precisamente esta dictadura kirchnerista la que terminó de enseñarme la importancia de la libertad. Pero yo no puedo acusarlo a mi amigo Luis… no puedo ser tan hipócrita ante quien se presenta con la verdad en los labios. Yo no creía en la democracia…

Por otra parte ¿Creían en ella los radicales y los conservadores que tantas veces acudieron a los cuarteles para reclamar la ejecución de golpes de estado contra sus enemigos políticos? ¿Eran realmente republicanos los peronistas de aquella época, que sentían una escondida simpatía por los regímenes autoritarios que surgían en Europa? ¿Y qué decir de la izquierda vegetariana, de la mano del Partido Comunista, que brindaba su apoyo al régimen videlista? Y los intelectuales de la época, con Sábato y Borges a la cabeza ¿Podrían llamarse a sí mismos defensores de la democracia? ¿Y los periodistas? ¿Y los sacerdotes? No seamos hipócritas… los montos no eran democráticos, ni mucho menos republicanos, de la misma forma que tampoco lo fueron muchos militares, políticos, periodistas, intelectuales, sacerdotes… etc, etc. El problema fundamental de los 70 estaba en la mentalidad de la sociedad argentina, que no escapaba a la locura que se estaba desatando en ese momento en el resto del planeta.

El mundo en blanco y negro continuará su razonamiento. Pero los Labraña nunca fueron soldados, ni combatientes, porque no pelearon de frente y acudieron a la traición, al terrorismo y a la guerrilla solapada. Frente a ellos, nuestros valerosos soldados salieron a cara descubierta para defender al pueblo argentino de la perfidia marxista.

¿Fue realmente así? Me pregunto y les pregunto a quienes vivieron la época. ¿Siempre ellos acudieron al nefasto terror y nosotros combatimos a cara descubierta? Lamento decepcionar a algunos, pero estoy totalmente convencido de que no fue así. ¿Significa esto que quien les habla levanta el dedo acusador contra quienes tuvieron que actuar solapadamente en los años 70?. De ninguna manera: para que quede claro, si yo hubiera vivido en los años de plomo, no tengo ninguna duda de que hubiera utilizado en el combate los mismos métodos que hoy nos atrevemos a cuestionar. Pero de la misma forma que no me rasgo las vestiduras por las acciones bélicas cumplimentadas por mis camaradas, tampoco soy tan hipócrita como para exigir al adversario el vestido inmaculado de la pureza.

Por favor, seamos serios y no nos mintamos a nosotros mismos. En los 70 el terrorismo justificaba sus acciones diciendo que estaban en una guerra popular y prolongada por la liberación nacional. Nosotros decíamos que no estábamos en guerra. Por nada del mundo queríamos darles a los guerrilleros el carácter de combatientes. Para nosotros eran delincuentes subversivos. En la época kirchnerista, nosotros justificamos nuestras acciones diciendo que todo se trató de una guerra y los que decían que fue una guerra ahora se presentan como víctimas del terrorismo de estado. Con medias verdades no llegaremos a ningún lado: por eso rescato el valor de Labraña: Para él lo sucedido se dio en el marco de una guerra, donde la naturaleza humana se mutó en bestia y donde todas las conductas deben ser analizadas en el contexto de esa violencia irracional.

Si bien no tolero la hipocresía de los mercaderes de la memoria, tampoco me simpatiza el mundo en blanco y negro de quienes se consideran a si mismos los inmaculados. Si no estoy dispuesto a aceptar la Historia Oficial II, con guerrilleros terroristas que se presentan al mundo como palomas mensajeras soñadoras de un mundo mejor, tampoco me atrapa la historia oficial I, donde fieros guerreros combatientes procuran aparecer en sociedad como derechos y humanos. Fuimos soldados, aseguran algunos guerrilleros enemigos… nosotros también lo fuimos y los vencimos en una terrible y sanguinaria guerra. Es hora de la verdad, porque como dijera Nuestro Señor, sólo la verdad os hará libres.

Se hizo un poco largo este testimonio… que seguramente me privará de los aplausos de muchas viejas amistades. Pero si un guerrillero montonero tuvo la valentía de presentarse como realmente era… este soldado no quiere mentirse a si mismo, ni engañar a la sociedad. Quisiera también que esta sociedad tan poco afecta a asumir sus culpas, dejara de mirar al costado y asuma de una vez y para siempre, su trágica responsabilidad en la locura de los 70. Donde no existieron blancos y negros, sino que la realidad nacional se tiñó de un gris en sus infinitas tonalidades.

Por todo lo expuesto, y a pesar de las críticas pasadas, presentes o futuras, reafirmo nuevamente: De un soldado a un soldado... Señor Luis Labraña... mi reconocimiento a su autenticidad... y mi compromiso a trabajar por su sueño: la construcción de una verdadera república para todos.

Mayor (R) EA Pedro Rafael Mercado

Cuba y Honduras - Doble Estándar Moral

Publicado en Diario Perfil el día 11/07/2009

Es una lástima que Cuba haya rechazado despectiva y humillantemente la alfombra roja que le tendieron para reingresar en la OEA. Si hubiera aceptado la invitación, contaríamos hoy con un voto “de lujo” contra Honduras y en favor de la democracia en el ojo ajeno.

Probablemente, Raúl Castro –o, porqué no, el propio Fidel– integraría, junto a Chávez, Correa y, por supuesto, nuestra presidenta, el grupo de adalides internacionales por las libertades cívicas.

Castro –cualquiera de ellos– podría incluso aportar su experiencia sobre los beneficios de un embargo internacional y de sanciones económicas que hasta ayer resultaban deplorables, porque sólo perjudicaban a los pueblos, y ahora acaban de imponer a la nación hondureña el BID y el Banco Mundial.

Afortunadamente, el presidente de Ecuador, Rafael Correa, encontró una razón de ser para la Organización de los Estados Americanos, cuya extinción vaticinó y propició hace apenas un mes, después de declamar que el organismo debía pedir disculpas a Cuba por haber expulsado a ese país de su seno.

Pero en este campeonato internacional de coherencia, el primer premio lo lleva la autoridad máxima de la OEA, José Miguel Insulza. En abril pasado, impulsó la readmisión incondicional de Cuba en la OEA, al proponer enfáticamente que se derogara, “antes de hablar siquiera con Cuba”, la resolución por la cual se había suspendido a ese país de la organización, en 1962. Cuando Fidel Castro le respondió que Cuba no tiene interés alguno en volver a la OEA, a la que calificó de “infame” y de “basura” que, en su opinión, debería desaparecer, Insulza declaró: “Naturalmente, si mi país hubiera estado suspendido cerca de 50 años de una organización, yo estaría muy molesto”.

Estas cosas se dijeron hace menos de tres meses, no tres años ni treinta años.

La crisis de Honduras no es un asunto de fácil interpretación.
El artículo 239 de la Constitución de ese país prohíbe la reelección del presidente y castiga a quien siquiera proponga o apoye la reforma de esa cláusula con el cese inmediato en el ejercicio de sus funciones. El artículo 374 declara inmodificable esa regla.

Cuando José Manuel Zelaya, el depuesto presidente de Honduras, ordenó una consulta pública para decidir la modificación de tales normas, el Juzgado de Letras Contencioso Administrativo invalidó esa disposición y se lo comunicó al propio presidente, el 18 de mayo. La comunicación fue reiterada el 18 de junio, a pesar de lo cual Zelaya prosiguió en su intento.
La Corte Suprema designó entonces a uno de sus magistrados para instruir una causa penal contra el presidente, por delito contra la forma de gobierno, abuso de autoridad y usurpación de funciones. Ese juez abrió el proceso penal, dispuso un allanamiento y decretó orden de captura contra Zelaya. El mismo día, el Juzgado Contencioso Administrativo ordenó a las fuerzas armadas el decomiso de las urnas y del material de consulta.
Las fuerzas armadas capturaron a Zelaya, con el argumento de que ya no era presidente, debido al cese automático en sus funciones dispuesto por la Constitución, y lo expulsaron del país.

Si en lugar de la expulsión compulsiva del presidente, se hubiera proseguido con el juicio iniciado, la crisis hoy no existiría.
El artículo 102 de la Constitución también dice que ningún hondureño puede ser expatriado.

A pesar de todo, existe una distancia sideral entre una dictadura de 50 años, como la cubana, con miles de muertos y presos políticos, y una situación como la de Honduras, por discutible que sea.

La Iglesia Católica de Honduras, con profundísimo arraigo en los sectores populares, acaba de destacar el pleno funcionamiento del Congreso y del Poder Judicial y expresar su rechazo a “amenazas de fuerza o bloqueos de cualquier tipo que solamente hacen sufrir a los más pobres”.

¿Por qué las sanciones eran malas contra Cuba y buenas contra Honduras?
La comparación nunca integra el catálogo de prácticas de lo políticamente correcto.

*Abogado y escritor.

Para entrar y opinar sobre el artículo, se recomienda ingresar a este link:
http://www.perfil.com/contenidos/2009/07/11/noticia_0025.html

jueves, 9 de julio de 2009

Guerrillero y Militares fundidos en un abrazo

El día miércoles 8 de julio, algunos tuvimos la oportunidad de vivir una experiencia inolvidable. Como un símbolo de paz, el ex guerrillero Luis Labraña se hizo presente en la prisión de Campo de Mayo para visitar a sus viejos enemigos de los 70.

En el ambiente había mucha tensión, producto de la expectativa. El “todos libres o todos presos” del ex montonero sembraba actitudes positivas, pero otros, como el Tomás del Evangelio, teníamos serias dudas de lo que ocurriría en el encuentro. Había mucha sangre derramada. Mucho odio y resentimiento ¿Qué podría pasar?.

Pero la realidad superó todo lo imaginable y la grandeza de los combatientes se impuso sobre la mezquindad de los mercaderes de la memoria. La mirada franca y el abrazo emocionado de soldados que habían combatido en trincheras opuestas, puso de manifiesto que la pacificación nacional es posible.

Pudimos disfrutar ese momento mágico, entre otros, los representantes de UNO AMERICA en Argentina, Jorge Mones Ruiz y Liliana Raffo de Fernández Cutiellos; el Teniente Coronel Retirado Emilio Nani y el Director de la Revista B1, José D´Angelo Rodríguez.

Y quienes vivimos esta experiencia, deseamos que muy pronto toda la sociedad pueda experimentar ese reencuentro entre hermanos. A Luis Labraña y a los soldados detenidos, muchas gracias por permitirnos seguir soñando con una Argentina para todos.

María Cecilia Pando

Reproducimos a continuación, las palabras pronunciadas por el Ex montonero en el Penal de Campo de Mayo.

7 de Julio de 2009
Pabellón de detenidos, Campo de Mayo

“Si cada hecho histórico se vuelve intocable tras haber sido declarado por ley genocidio o crimen contra la humanidad, se está condenando a muerte la investigación histórica y, por ende, cristalizando la historia de una nación”.
Pierre Nora

Bueno, aquí estoy. Se preguntarán a qué vine, por qué vine. Vine a refrendar con los hechos las palabras que vertí en la presentación del libro Volver a matar del Tata Yofre.

Vine a demostrar que soy consecuente. Pero, vine fundamentalmente a conocer al otro y que el otro, en estos tiempos viscosos y de relativa paz, me pueda conocer. “Pensá siempre que, detrás de tu enemigo, hay un ser humano”.

El otro es aquel que nos mira, nos juzga y nos acompaña en la vida, en este haz de luz efímero que recorre la noche de la historia.

Y así, nos vamos yendo los unos y los otros, un poco antes, un poco de después, pero siempre dentro de los límites que Dios nos impuso.

No existimos el uno sin el otro. Somos omnipresentes en la Argentina de estos dos siglos. No podrán escribir nunca la verdadera historia si se continúa negando la verdad, por más dura y cruel que sea, y la importancia de la guerra de los 70.

Ayer nos enfrentamos. Hablo en forma personal, sin metáfora alguna. Nos enfrentamos los que estamos en esta mesa: ustedes y yo, con el mismo odio, con la misma pasión, en nombre de la Patria.

Muchos caímos, otros estamos libres y otros estamos presos. Pasaron más de treinta años y el rencor hizo nido en la memoria. Y ésta, tan frágil, tan emotiva y maleable, se adhiere a la conciencia popular como un hongo, un estupefaciente que hipnotiza e idiotiza. Y la idiotez tiene una capacidad de reproducción geométrica que no tiene la inteligencia.

Esta memoria fugaz y reproductiva que imposibilita la visión histórica de las últimas décadas fue instalada mediáticamente para sustentar la fábula del inocente y de los dos demonios.

Sólo existió un demonio al acecho y dos ángeles guardianes que combatieron entre sí en su profundo amor al país.

Es imposible luchar contra la popularidad de una memoria distorsionada. La utilización de la memoria es el instrumento, por excelencia, de las minorías autovictimizadas y exigentes en contraposición a la historia.

La memoria, como normativa de estudio del pasado, destruye la esencia de los valores históricos de un país, dificulta la construcción de una nación.
Esta historia fue contruída por nosotros. “La historia reúne, la memoria divide.”

Lic. Luis Labraña

34to Homenaje a las Víctimas del Terrorismo en Plaza de Mayo

Como todos los primeros martes de cada mes, el día 07 de julio, a las 18:00 horas, un grupo de argentinos, cada día más numeroso, volvió a congregarse en Plaza de Mayo para rendir un justo y merecido Homenaje a las Víctimas del Terrorismo. A todos los que pudieron estar presentes y a los que nos ccompañaron con el corazón, nuestro agradecimiento.

Para ver imágenes de lo desarrollado, los invitamos a acceder a esta diracción de internet: http://www.youtube.com/watch?v=sp-k7dWwZIA

Palabras pronunciadas en el Acto:

Desarrollamos hoy el Trigésimo Cuarto Homenaje a las Víctimas del Terrorismo en esta histórica plaza. Recordamos a las víctimas del odio de los 70 y a las víctimas actuales de los mismos personajes siniestros, aquellos que hace más de 30 años, intentaron imponernos a sangre y fuego su modelo cubano de país.

Recordamos en esta oportunidad a aquellos hombres y mujeres asesinados por las organizaciones terroristas entre el 2 de junio y el 7 de julio, en el período comprendido entre los años 1970 y 1980. Cincuenta y cinco fueron las víctimas caídas en ese lapso de tiempo.

Siete pertenecientes a las Fuerzas Armadas, un efectivo de las Fuerzas de Seguridad y veintinueve miembros de las fuerzas policiales encontraron la muerte en ese plan sistemático de eliminación de personal uniformado. Para los imberbes de ayer y de hoy, las Fuerzas Armadas y de Seguridad eran el brazo armado de la oligarquía.

Dieciocho civiles también encontraron la muerte durante aquel período. Ocho empresarios, cinco sindicalistas, un ama de casa, dos funcionarios y dos estudiantes perdieron sus vidas durante el demencial intento de construir por la fuerza un estado socialista. Como decimos siempre, esto prueba que existían grupos humanos con identidad propia, que recibían los ataques sistemáticos de las organizaciones terroristas. Por definición todos estos delitos son Crímenes de Lesa Humanidad. Militares, Policías, Sindicalistas y Empresarios constituían grupos humanos que debían ser eliminados de la faz de la tierra por representar los intereses de la odiada oligarquía.

Por su representatividad, rescataremos del olvido algunos de estos crímenes.

El día 04 de julio del año 1975, a las 00:15 horas, un poderoso artefacto explosivo detonaba en El Ibérico, un bar localizado en el centro de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. El objetivo: dar muerte a un oficial retirado de la marina de guerra. Los responsables: un comando de la organización terrorista montoneros. El resultado de la operación: la muerte de Mario Ramón Filippini, un parroquiano que circunstancialmente se encontraba en el lugar y más de 7 heridos de gravedad. Lo inexplicable: en el atentado habría tenido participación, entre otros, el actual canciller argentino Jorge Enrique Taiana.

El 13 de junio de 1976 encuentra la muerte el Capitán de Corbeta Jorge Bigliardi, en manos de un comando montonero que operaba en la zona de La Plata. El actor material de este crimen, al decir de la denuncia pública establecida en “Los Montoneros de su Majestad”, fue el actual embajador en España, Carlos Bettini. Ese homicidio habría constituido el bautismo de sangre del conocido “Soldado Emilio”, como era conocido el actual funcionario en el ambiente de la organización terrorista.

El día 02 de julio de aquel año, la demencia quedó nuevamente al descubierto. Al mediodía, la misma organización terrorista hizo detonar una poderosa carga explosiva en el comedor de la Superintendencia de Seguridad de la Policía Federal Argentina. Era un lugar de esparcimiento, normalmente utilizado por policías de baja graduación y familiares y amigos de aquellos, como lo prueban la jerarquía de los 23 miembros de la policía que encontraron la muerte sin posibilidad alguna de defenderse. También murió en el atentado una ama de casa que nada tenía que ver con las fuerzas de seguridad. Se trata de la señora Jjosefina Cepeda, que ese día compartía el almuerzo con una amiga en el sitio de la tragedia. 66 heridos, algunos de gravedad, completaron la lista de las víctimas.

La operación fue planeada y dirigida por la estructura de inteligencia de la organización montoneros, que estaba a órdenes del terrorista y escritor Rodolfo Walsh, oficial primero de la organización delictiva. Este, asimismo, era el superior inmediato de Horacio Verbitsky, oficial segundo de dicha organización y responsable del departamento fuerzas de seguridad y policiales.

La bomba utilizada era del tipo vietnamita y estaba formada por nueve kilogramos de trotyl y 5 kilogramos de bolas de acero, introducidas en el comedor por un policía infiltrado en la institución. El explosivo fue entregado al responsable directamente por Rodolfo Walsh, en cuya memoria el ex presidente Nestor Kirchner lanzó con su imagen una estampilla del correo central en el año 2006. De este asesino, responsable de la muerte de 24 argentinos, diría tiempo atrás el actual secretario de algunos derechos humanos,: “Rodolfo Walsh fue un brillante intelectual, que al asumir un compromiso ético con su pueblo sumó la acción a las ideas y resultó víctima de la intolerancia y el odio de los enemigos de la libertad”.

El atentado terrorista a la AMIA, recordado días atrás en nuestra patria, dejó el triste saldo de 86 argentinos muertos. El de la Embajada de Israel hizo lo propio con 29 víctimas. Para la justicia local e internacional, ambos fueron crímenes de lesa humanidad, que por lo tanto no prescriben en el tiempo y sus responsables podrán ser perseguidos penalmente hasta que paguen su delito.

Por razones incomprensibles para cualquier ser humano, especialmente para las víctimas del terrorismo montonero, el criterio para juzgar el atentado al comedor de la superintendencia de la policía federal es bien distinto. Para la Jueza Servini de Cubría, el asesinato de 24 argentinos y la existencia de más de 60 heridos de gravedad, no puede ser catalogado como crimen de lesa humanidad, por haber prescripto en el tiempo... Y sus responsables directos e indirectos pueden seguir gozando de impunidad. Una muestra más de la desigualdad ante la ley. Justicia para todos, menos para el caso de que los victimarios sean amigos de la casa rosada.

Pero el tiempo de las vacas gordas ya se les ha terminado a los viejos montoneros reciclados que rodean a la pareja presidencial. Los expulsados del peronismo y de plaza de mayo en el 74 empiezan a sentir que el pueblo argentino les vuelve a dar la espalda. Como no podía ser de otra manera. Su tiempo de venganza está llegando a su fin y tal vez llegue la hora de la verdadera justicia.

Por eso volvemos a la plaza los primeros martes de cada mes. Para pedir y reclamar por las Víctimas del Terrorismo, tanto de aquellas que perdieron la vida en los 70, como de aquellos que en el presente reciben la misma persecución, esta vez disfrazada de justicia y que se encuentran injustamente detenidos en cárceles comunes. Por ellos y por sus familiares no abandonaremos nuestro reclamo.

Muchas gracias

lunes, 6 de julio de 2009

Justicia a las víctimas del terrorismo

Editorial II del Diario la Nación (Edición Impresa) publicado el 06/07/09.

En las últimas décadas, el terrorismo ha intensificado su violencia en distintos rincones del mundo. Como consecuencia de ello, los civiles inocentes siguen siendo blanco preferido de su accionar, pese a que el derecho humanitario internacional les asegura, desde 1949, una amplia protección legal. Pero hasta ahora, la comunidad internacional no ha podido hacer efectiva esa protección.

La creación del Tribunal Penal Internacional y su labor en los últimos años ha abierto, sin embargo, una suerte de ventana a la esperanza de que la situación se corrija.

Los terroristas asesinaron, hirieron y secuestraron a cientos de miles de personas, y hoy lo siguen haciendo. En su enorme mayoría, sus víctimas son seres humanos que poco y nada tienen que ver con el conflicto y que resultan asesinados, lesionados o secuestrados en forma despiadada y arbitraria por quienes procuran imponer una ideología, una religión, o una determinada forma de gobierno y no dudan en agredir con el propósito de llamar la atención, intimidar o debilitar a los gobiernos, a las autoridades.

Cuando acceden al poder o pueden aliarse con quienes lo ejercen, dejan caer en el olvido a sus víctimas y se empeñan en incidir en la opinión pública, en la educación y en la historia con una versión deformada y falsa de los hechos. Así, los verdugos, tan cobardes como implacables con quienes fueron sus víctimas inocentes, procuran aparecer luego como héroes o mártires ante la historia.

El 30 de mayo último tuvo lugar en Medellín, Colombia, el V Congreso Internacional de Víctimas del Terrorismo. La iniciativa de ese encuentro y de los dos que lo precedieron se originó en dos universidades, una colombiana y otra española, que consideraron que las casas de altos estudios no deben ocuparse solamente de las artes y de las ciencias, sino también de otras cuestiones que tienen que ver con el intercambio de ideas en la sociedad, la defensa y consolidación de valores, la solidaridad con las víctimas de la maldad humana, la expresión de la verdad histórica y la necesidad de justicia.

El congreso, abierto por el presidente de Colombia y clausurado por el de México, tuvo jornadas plenas de valiosos testimonios que demostraron la perfidia del terrorismo con prescindencia de sus pretendidos ideales, y reafirmaron el compromiso de la comunidad internacional en la lucha contra ese flagelo mediante la ley y la Justicia. Más de 1300 personas se acreditaron, contándose con la presencia de organizaciones no gubernamentales de la Argentina, Chile, Colombia, Francia, Egipto, los Estados Unidos, Irlanda del Norte, México y Ruanda.

Nuestro país estuvo representado por el Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas (Celtyv), que fue especialmente invitado. La entidad llevó la representación de la Federación Latinoamericana de Víctimas del Terrorismo. María Victoria y María Elvira Paz, hijas del ingeniero José María Paz, asesinado impunemente en Tucumán por los Montoneros en 1974, compartieron los paneles con otras víctimas de nuestra región, como la colombiana Clara Rojas, ex rehén de las FARC, y los chilenos Juan Pablo Letelier y Carmen Quintana, víctimas del terrorismo luego de la caída de Salvador Allende.

Las hermanas Paz recordaron los calvarios de hombres y mujeres argentinos cuyas vidas fueron brutalmente tronchadas por el terrorismo, como Argentino del Valle Larrabure, Humberto y María Cristina Viola, y Carlos Sacheri.

En una labor que aún no ha culminado, Celtyv ha identificado ya por lo menos 11.552 víctimas del terrorismo setentista, la enorme mayoría de las cuales no ha sido siquiera reconocida por el Estado en su carácter de víctimas. A ellos, más allá de las declamaciones oficiales, se les sigue negando injustamente todo, desde el derecho de la verdad hasta el de reparación.

Lo cierto es que así como no hay jamás justificativo alguno para los atentados y para los ataques terroristas, tampoco lo hay para que nuestra sociedad siga rodeando con un muro de silencio e indiferencia a quienes fueron víctimas inocentes del terrorismo de los años setenta, como si al no reconocer los crímenes que sufrieron, éstos pudieran desaparecer por arte de magia. La hora de corregir esta situación parece estar llegando.

domingo, 5 de julio de 2009

AFyAPPA y la Unión de Promociones del Ejército Argentino en Mar del Plata

Bandera de Paz

Carta publicada en Diario La Nación el día 04/07/09

El Gobierno ha sufrido una dura derrota electoral y le toca a la oposición impulsar que se produzcan los cambios que tanto han pregonado durante la campaña previa.

Entre las prioridades, hay un tema, hasta ahora ignorado entre los discursos de los candidatos, que debería desvelar a todo argentino bien nacido. El Gobierno, con la complicidad de jueces corruptos o miedosos, ha barrido principios liminares del derecho; entre otros, el principio de legalidad (artículo 18 de la CN), la irretroactividad de la ley penal, la aplicación de la ley penal más benigna, la cosa juzgada. Principios que a Occidente le ha insumido siglos instalar su vigencia. Como consecuencia de ello, en este momento hay más de 500 presos, sometidos a procesos viciados; la inmensa mayoría de ellos con años de encierro, en condiciones vejatorias, sin condena.

Es hora de proclamar la necesidad de un acto generoso, que ponga punto final a la revancha y a la persecución facciosa, luego de una guerra ocurrida hace 35 años. Es hora de levantar la bandera de la paz y la concordia entre los argentinos.

Alberto Solanet
Abogado

Imberbes por siempre

Poder y Prepotencia

Diario Perfil. Por Carlos A. Manfroni 04.07.2009 05:02

Otra vez, los echaron de la plaza. Ellos la habían llenado de matones, iguales a aquellos de quienes ellos mismos se quejaban, aquel lejano 1º de mayo, cuando los ayudaron a acelerar su retirada.

¡Treinta años esperando verla desde lo alto! Podían hacerlo. Después de todo, como acababan de escuchar de su –hasta entonces– conductor, todavía eran jóvenes imberbes.

—¡Al final, volvimos a la plaza! –dijeron hace poco.

Finalmente, confesaron su inmaduro rencor contra su ex líder y contra el pueblo mismo. Cercaron la casa. Se erigieron en patrón de la vereda. Cerraron las ventanas y acapararon las voces. Los matones golpearon a la gente. Pero los echaron igual; sin empujones, sin golpes, sin disparos...

—¿Qué pasa, qué pasa, qué pasa, General? ¡Está lleno de gorilas el gobierno popular!

Desde la explanada de la República, se habían ido gritando hacia el balcón “¿Qué pasa…?”. Resultó sorprendente que, después de tres décadas, vociferaran casi lo mismo desde arriba.

Tarde o temprano, podrían escuchar esa pregunta una y mil veces, en orden a sus hechos. Fideicomisos de mala fe y buenas comisiones; valijas de apertura inoportuna; toilettes acaudalados; tierras fiscales regaladas; subsidios incontrolables; testaferros inverosímiles; tragamonedas por doquier… ¿Así que esto había sido el gobierno popular?

—¡La sangre derramada no será negociada!

¿En serio?

León Blois decía que el dinero es la sangre del pobre. Y ellos vertieron sangre por donde pasaron.

Como en la parábola evangélica, les fueron una y otra vez perdonadas sus deudas, pero ellos no perdonaron a uno solo de sus deudores, ni siquiera en el sentido literal y crematístico de la expresión.

En cualquier caso, si había algo irredimible en el pasado, no eran precisamente ellos quienes podían arrojar la primera piedra. Y, según quedó visto ahora, tampoco la última.

Ejercieron el poder con la prepotencia propia de quienes no estaban maduros para recibirlo y con el resentimiento de quienes suponen que lo hubieran merecido mucho antes.

A causa de su increíblemente prolongada adolescencia, creyeron que la juventud nunca se acaba y que únicamente contra los otros sobreviene el infortunio. No acumularon experiencia propia ni aprendieron de la ajena para advertir qué efímera es la suerte.

Ellos, que sabían de venganza, ni siquiera adivinaron el costo que se paga por las humillaciones, las presiones, los desplantes… En su puerilidad inexplicable, pensaron que el mundo estaba obligado a soportar sus berrinches. Pero el mundo siguió su camino, indiferente a los caprichos, y ellos llevaron al país de las promesas a los suburbios del planeta.

Como en la fábula del escorpión y la rana, no pudieron con su naturaleza y se hunden con quienes los ayudaron. No salieron de su pequeñez en la victoria y les faltó grandeza en la derrota.

—¡Perdimos por poco (pero merecíamos ganar)!
—¡Por lo menos, esta vez no dirán que hicimos trampa!
—¡A los otros tampoco les fue muy bien! ¿Por qué no les preguntan a ellos?

¿Quién no recuerda, de su infancia, expresiones como éstas?
Desde el otro bando, solían responder:
—¡Goles son amores y no corazones!

Es difícil escuchar palabras tan cercanas a la pubertad entre los mandatarios de nuestro continente. Mediante un esfuerzo, podríamos imaginarlas en las fiestas de aquel presidente ecuatoriano de los 90, a quien apodaban “El Loco” o “Gran Cuñado”, porque llegó a la política gracias a la poderosa influencia del marido de su hermana, y el Congreso lo destituyó por incapacidad mental, después de un cacerolazo protagonizado por dos millones de aldeanos y campesinos. O, tal vez, en las maratones verbales del actual megalómano bolivariano.

La gente suele cansarse de los gritos.

Hoy, comienzan a despedirse del poder sin haber hecho, ni aun gracias a él, un solo amigo.

Quizá, durante estos treinta años, deberían haber recapacitado un poco más sobre la sentencia de su ex líder, en aquella tarde de la plaza: “¡Esos estúpidos que gritan!”.

*Abogado y escritor.

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miércoles, 1 de julio de 2009

El martes 07 de Julio volvemos a Plaza de Mayo (18:00 Hs) - 34to Homenaje a las Víctimas del Terrorismo

Tal cual lo venimos haciendo todos los primeros martes de cada mes, el 07 de julio a las 1800 hs llevaremos a cabo el 34to Homenaje a las Víctimas del Terrorismo en la histórica Plaza de Mayo.

Somos concientes de que, a pesar de nuestras limitaciones, estamos trabajando por el futuro de nuestra querida patria. Porque la visión distorsionada de la historia que se nos ofrece desde distintas instancias gubernamentales y no gubernamentales, se constituye en el origen de múltiples injusticias ... y en la posibilidad latente de alimentar odios, que nos lleven a un nuevo enfrentamiento entre argentinos.

Por la justicia, por las pacificación nacional, por las víctimas del terrorismo... los esperamos...